“Levantate hijo de perra, no escuché la campana…. Porque Mickey te ama” Rocky Balboa.
El reflexionamiento suele ser una actividad en donde uno se sienta frente al almanaque de la heladera pensando en cuánta gente habrá que llamar para reconstruir los trazos gruesos de la noche previa y en manos de que médico de guardia quedará para que intenten extirparle el dolor de cabeza con cirugía mayor. Como tal, el reflexionamiento comienza como la mesa recortes de un viejo editor de periódicos antes de la invención de las computadoras. Un par de notas por aquí, otro tanto por allá, pero en general no se tiene la página completa con las fotos respectivas sino hasta que llega el dead line y casi siempre volando por sobre los escritorios de nuestra redacción en los minutos previos al mismo. Cuando se me acercaron para retratar en palabras como había sido esta edición de uno de los eventos más convocantes del Club Europeo me preocupé en pensar qué enfoque le daríamos en Eurotrash, sabiendo que teníamos una línea editorial que mantener y demasiada información por recopilar… Mis queridas Cocooners, esto es para Uds:
Mi padre siempre dijo que un Ford del 43 no quedaría del todo elegante con el parachoques de uno del 2003. Las líneas no son uniformes, los diseños son más bien grotescos y porque no decirlo, desentonan con el resto de la carrocería. El Eurocarnaval es un buen lugar para mujeres de más de cincuenta y largos que se hayan cargado ( o no ) algún (os) marido(s) a cuesta(s) y que bendecidas por la falta de criterio de algún Juez, hayan recibido una buena tajada de los bienes conyugales. El buen abogado sabe que cobrará su parte e inmediatamente verá correr a su clienta a lo de un buen cirujano a que éste intente; mediante torsiones y suturas, devolverle el aspecto de juventud que el buen Juez olvidó en la repartija. Empobrecida en su cartera pero rejuvenecida saldrá nuestra querida modelo 43 con labios de una de 24, con las tetas de una de 16 y el rostro tirante como parche de bombo peronero a dar vueltas por la calle principal del pueblo para que los vecinos la miren pasar.
En sus mentes se repiten las líneas inmortales de el Gran Balboa, sus foros de amigas se lo recuerdan con una desesperación atroz, el espejo no sabe ya como hacerla entrar en razones… y es que la pelea no ha terminado hasta que uno no ha terminado con ella.
Sale disfrazada un dia de febrero donde el calor de Buenos Aires se muestra implacable, vestida como caperucita o como tierna enfermerita en un disfraz que fue hecho para la fiesta de su nieta. Llegan las fotos ( como añoro cuando al menos se meditaba en sacar o no una foto por el solo valor del revelado….) junto con las otras chicas y todas lucen la ternura de un batallón nazi, sonriendo a punta de pistola. La noche pasa, se acumulan los tragos, la visión se pona borrosa, los vestidos y disfraces empiezan a picar; los hombres sin embargo siguen sin hacerlo. El viejo modelo 43 va en busca de unos arrancones y nadie le da bola en los semáforos; se sienta con sus viejas amigas a ver caer la madrugada, las veo irse con el guardabarros de 2004 caído, la pintura rasgada y lanzando humo blanco al pistonear en tres cilindros por la esquina del salón. Convencidas pués de que nadie aprecia las labores de un buen chapista miran por encima del hombro y le hacen un guiño de complicidad a un taxista que por poco y las levanta por encima del capó. Sepan buenas señoras, no es tanto el kilometraje como la nobleza de un motor lo que hace que un hombre mire con cariño su fiat 72 y cada tanto lo lustre los fines de semana.
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