jueves, 23 de abril de 2009

"LA GOLOSA" FONDA Y PETE AL PASO: "Dove ti la mangiii tutta tuttaaa"

jueves, 23 de abril de 2009

OTRO ATAQUE AL BUEN GUSTO: "Mozo hay una japi en mi plato".

Calle Corrientes, Sábado por la noche y la gente de Eurotrash se copa con una obra de teatro. Porque nos cabe el under, porque somos así, porque le hacemos el aguante a cualquier muerto de hambre que se puso a soplarle el erque ( instrumento de música indígena que resulta ser a la postre una gran flauta) a algún productor y pegó un teatro donde hacer morisquetas.
Felices, de cultivizarnos, infinitamente más conmovidos por al escencia humana y ultrajados por el valor de una entrada nos dirigimos en caravana a algún lugar donde amaguen con darnos de comer por un precio decente, algo que se asemeje a alguno de los grupos alimenticios básicos.
La gente se amotina frente al castillo de la batata asada y nosotos vamos detrás de la Gran Manada de comensales porteños, en busca de una mesa para diez personas en pleno horario pico del servicio. Probamos con amenazas e insultos, probamos con tomar un mozo de rehén, probamos con bajarnos los lompas en frente de un grupo de señoras paquetas que no han visto una pitulina desde la época de Seineldín. Nada. Todos inmutables. Luego de una religiosa espera el más viejo de los mozos nos comunica que la mesa está pronta y recibe gustoso su propina ( un botón de un saco viejo, un boleto de colectivo hecho un prolijo rollito con el cual hurgarse las orejas, un volante del nuevo teatro checoslovaco y dos monedas de un austral, acuñados en 1986). La carte du vins es copiosa, pero parece qeu se copiaron de los más caros, y hasta el jugo de uvas más rancio del lugar está lo mismo que una botella de cosecha del 66´ en la campiña francesa. El menú nos obnubila. Las chicas se ponen juguetonas y confunden un catálogo de juguetes íntimos con la entrada, y sobreviene la desgracia. El mozo cae de espanto ante el dedo acusador que indica impávidamente con un seco " quiero esto" (una foto de algo que bién podría usarse para apalear reos en un barco egipcio).
Y en la Golosa, el cliente siempre tiene la razón; se escucha el vociferar del cheff, dos ayudantes se retiran revoleando sus sendos delantales por encima del mostrador, jurando nunca volver. Casi una hora pasa hasta que vemos salir el plato terminado, cubierto por una charola y la ansiedad se corta en la mirada del servicio.
El meitre suspira profundo, las mesas contiguas están expectantes antes de que se descubra la pieza de arte culinario... " Comela toda..." Dice sin pausas, y el público se divide entre quienes miran renuentes y los que se lanzan cual Coyote con los cubiertos ya en la mano. Y es que en caso de platos como estos, se recurre a los mismos códigos que en un vestuario. Si se ve algo demasiado grande, no fijar nunca la mirada y sumarse tal vez a un siencio de respeto y una charla evasiva.
Nutria depilada al plato con papas $ 42 pesitos, y cae pesada....

1 comentarios:

Anónimo dijo...

El horror!!

 
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