Hoy nos arrimamos a Mardel. Con el nono estamos llegando a un acuerdo para que deje los pañales. Cinco minutos antes de hacerse encima nos canturrea " Oh sole mio" y ahí donde estemos, paramos y le conseguimos un baño.
Por suerte esta vez nos agarró prevenidos y cerca del casino de la Feliz. Así que decidimos meterlo de prepo por entre las maquinitas a que desagote. Es increíble, un lugar donde las luces lo enceguecen a uno, y el sonido de los tragamonedas pareciera un campanilleo difícil de soportar, y sin embargo la gente pasa horas y horas, dejando su dinero en lugares como estos. Estaba por preguntarle a Pierino como eran los casinos en su juventud, pero se nos perdió. Somos cuatro mirando, y así y todo logra escapársenos a cada rato. Parece ninja el viejo, el otro día cerca de un vestuario en un parador paso lo mismo. Y lo encontramos dos horas después comiendo sanguchitos de miga en una carpa, jugando a hacer castillitos de arena con dos de los chicos del matrimonio que alquilaban. Es de no creer.
Empezamos a recapitular, volviendo sobre nuestros pasos, como quien pierde unas llaves en un trayecto breve. Buscamos por la sala de black jack, por entre las maquinitas, hasa le pedimos a las chicas de limpieza que se fijen si no estba metido en el baño de mujeres por equivocación. Nada, Pierino es un fantasma! Hablamos con los pibes de seguridad y ni noticia.
-¡La puta madre se nos perdió el viejo!- dice Julian, ya caliente, mientras nos metemos en el 147 para buscar una comisaría y hacer la denuncia.
Le damos el parte al principal Dominguez, que nos atiende como si le pegaran por hacernos esperar, y empezamos a recorrer los hospitales más próximos temiendo lo peor. Poco a poco las conjeturas simples se vuelven fatalistas, los horrores mas inimaginables se hacen carne en una espera sin límite en donde sé que tarde o temprano tendré que levantar el tel y comunicarle a mis viejos que me chafé al abuelo y encima se me murió en el camino.
Volvemos al hotel donde dejamos los bolsos ( del derpa nos rajaron por el kilombo del supuesto Golpe de Estado que quedó en la nada) para ver si tienen novedades, pero es en vano.
Nos queda hablar con los de Prefectura para ver si se ahogó... Los pibes me miran, intentan tranquilizarme y me acompañan hasta el faro.
Las playas de Mogotes están hasta las manos por el concurso de surf. Bajamos hasta la playa para ver de cerca y charlar con los guardavidas, a ver si saben algo más que nosotros.
El lugar es un suceso, encima llegamos para la entrega de Premios y la marea de gente es total. Hay un Argentino, un Brasilero y un Italiano en la terna ganadora.
Es un verdadero pandemonium y elegimos la cafetería del lugar para clavar tres licuados y hablar a casa, decir la verdad y esperar la sentencia de muerte a manos de mis viejos.
-Hola ma? Está papá? Ah bueno, ¿está sentado no? Bueno,¿Que anda haciendo?. Nada acá con los chicos en un parador.- Digo como para estirar el mal trago con un poco de soda.
-Vos estás bien? Pregunta mi vieja que tiene un sexto sentido prodigioso y todos los demas al pedo.
-Si- le digo,- pasame con papá... -Y trago saliva pensando en cómo será mi nueva vida en el polo sur...
-Ah justo ahi viene, se está cagando de risa, dice que hay un tipo en la tele igual al abuelo en Mar Del Plata. Ayy siii, pero si es igual, está saliendo por canal siete, parece un gemelo mirá. Holaa. Holaaa... Se cortó.-
El tiempo se detiene mientras veo como Julían me jala de la camisa y me señala la entrega de premios: al lado de la cola Reef de esta temporada está el tercer mejor surfista latinoamericano de 2010, está abrazado a un barrenador fucsia y parece agitado. Es su segundo encuentro con el mar desde que dejó el puerto de Génova en 1951.
Continuará.
By Colton & Vegas
Por suerte esta vez nos agarró prevenidos y cerca del casino de la Feliz. Así que decidimos meterlo de prepo por entre las maquinitas a que desagote. Es increíble, un lugar donde las luces lo enceguecen a uno, y el sonido de los tragamonedas pareciera un campanilleo difícil de soportar, y sin embargo la gente pasa horas y horas, dejando su dinero en lugares como estos. Estaba por preguntarle a Pierino como eran los casinos en su juventud, pero se nos perdió. Somos cuatro mirando, y así y todo logra escapársenos a cada rato. Parece ninja el viejo, el otro día cerca de un vestuario en un parador paso lo mismo. Y lo encontramos dos horas después comiendo sanguchitos de miga en una carpa, jugando a hacer castillitos de arena con dos de los chicos del matrimonio que alquilaban. Es de no creer.
Empezamos a recapitular, volviendo sobre nuestros pasos, como quien pierde unas llaves en un trayecto breve. Buscamos por la sala de black jack, por entre las maquinitas, hasa le pedimos a las chicas de limpieza que se fijen si no estba metido en el baño de mujeres por equivocación. Nada, Pierino es un fantasma! Hablamos con los pibes de seguridad y ni noticia.
-¡La puta madre se nos perdió el viejo!- dice Julian, ya caliente, mientras nos metemos en el 147 para buscar una comisaría y hacer la denuncia.
Le damos el parte al principal Dominguez, que nos atiende como si le pegaran por hacernos esperar, y empezamos a recorrer los hospitales más próximos temiendo lo peor. Poco a poco las conjeturas simples se vuelven fatalistas, los horrores mas inimaginables se hacen carne en una espera sin límite en donde sé que tarde o temprano tendré que levantar el tel y comunicarle a mis viejos que me chafé al abuelo y encima se me murió en el camino.
Volvemos al hotel donde dejamos los bolsos ( del derpa nos rajaron por el kilombo del supuesto Golpe de Estado que quedó en la nada) para ver si tienen novedades, pero es en vano.
Nos queda hablar con los de Prefectura para ver si se ahogó... Los pibes me miran, intentan tranquilizarme y me acompañan hasta el faro.
Las playas de Mogotes están hasta las manos por el concurso de surf. Bajamos hasta la playa para ver de cerca y charlar con los guardavidas, a ver si saben algo más que nosotros.
El lugar es un suceso, encima llegamos para la entrega de Premios y la marea de gente es total. Hay un Argentino, un Brasilero y un Italiano en la terna ganadora.
Es un verdadero pandemonium y elegimos la cafetería del lugar para clavar tres licuados y hablar a casa, decir la verdad y esperar la sentencia de muerte a manos de mis viejos.
-Hola ma? Está papá? Ah bueno, ¿está sentado no? Bueno,¿Que anda haciendo?. Nada acá con los chicos en un parador.- Digo como para estirar el mal trago con un poco de soda.
-Vos estás bien? Pregunta mi vieja que tiene un sexto sentido prodigioso y todos los demas al pedo.
-Si- le digo,- pasame con papá... -Y trago saliva pensando en cómo será mi nueva vida en el polo sur...
-Ah justo ahi viene, se está cagando de risa, dice que hay un tipo en la tele igual al abuelo en Mar Del Plata. Ayy siii, pero si es igual, está saliendo por canal siete, parece un gemelo mirá. Holaa. Holaaa... Se cortó.-
El tiempo se detiene mientras veo como Julían me jala de la camisa y me señala la entrega de premios: al lado de la cola Reef de esta temporada está el tercer mejor surfista latinoamericano de 2010, está abrazado a un barrenador fucsia y parece agitado. Es su segundo encuentro con el mar desde que dejó el puerto de Génova en 1951.
Continuará.
By Colton & Vegas
2 comentarios:
me morí ...sos un genioooo!
che turro y la parte siguiente ????????
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