
Decidí que  por  mi bien, el del  barrio y las noticias de la tarde,  irme a un café de las cercanías no estaría del todo  errado.

 Arme campamento  bajo un árbol de uno que  tenia patio y  café. 
A  mi lado parejas con más años juntos que los que  cuento como propios. Esos son macanudos, se  charlan poco. Nada que ver conlos otros, los primerizos, los que no  gozan de los beneficios de la incomunicación y suman  la dulzura empalagosa de los primeros años convivenciales (algo que se  ve reflejado en como se comparte la carta, la chessecake o el mil hojas y que logra quitarme por completo el apetito por horas). Tardes de   primavera en las  cañitas.
Hacia mucho  que  no volvía  tomar  café por el barrio, sus veredas, su pasividad  burguesa, su aparente  tranquilidad  y ausencia de expresiones sonoras de  relevancia. Acá las charlas de las parejas  grandes son casi inexistentes,  solo  leen el diario y a veces lo comentan en voz alta. Las parejas  jóvenes miran  revistas, lucen  bonitos, parecen  felices... Que lindos...
Estan ojeando desde  hace  media una  revista de decoración,  viendo  si las cortinas serán, rojas o azules, si  el cajón  grande que compraron en el tigre quedará mejor  laqueado o simplemente patinado con  balco y turquesa. Cambian  de parecer a cada  nueva hoja, y la ilusión se refleja en esas sonrisas de colgate sin placa. Hay un no se qué en el modo que intentan trasnformar su  "dos ambientes   interno" en algo de estilo rural, tipo casa de campo.
¿Estamos frente a  una pareja de  genios o un  grupo de excéntricos pelotudos? No creo que  sea de utilidad un palanque en el piso  5, digo, imaginen las complicaciones de subir y  bajar un caballo ensillado, ocasionalmente con alforjas, por el elevador de carga ( si lo hubiere) sino, cinco pisos con el  sonido de los cascos herrados por escalera. ¿Se imaginan al consorcio? Tipo que tipo  que no daaaaa.
Giro de página, olviden todo:  maaaar,  de repente la sala da a un  inmenso oceano  con rompientes ( y no ya a las bombachas de la  vecina del departamento B) y las paredes reclaman aires marinos. Blancos los pisos de madera y  sogas, habrá que  volver al tigre y  comprar amarras, hacer muchos nudos, un timón, algún pescado para la pared. 
-¡Pescado no! ¡No seas  tonto!- le  dice ella, juguetona. 
Y el la mira, desoyéndola por completo en una  gran sonrisa de estúpido descerebrado que mueve a algo similar a la pena. 
Ella arremete, parece querer volver a la idea del sulqui en el  baño y el sitio de  jineteada pegado al plasma del living.   ¿A cuantas  cuotas  estamos de estos sueños me pregunto?
En la otra mesa las cosas no pintan mejor, el establishment está por  tomar las armas... Nos hemos quedado sin jugo de naranjas.  "El niño tiene sed y no hay  naranjas" suena como voz en off.
-¿Pomelo se servirá el señor?- Pregunta el atento mozo  lacayo.
Y el señor toma con desprecio la carta y  mirando  con desdén a sus siervo (de propina)  confirma que  beberá pero  solo a disgusto( y  frunciendo bastante el entrecejo  con expresión de : solo espero que los feudales de la otra comarca no ataquen el castillo en nuestra ausencia...) Que  clase de  lugar es este que no tiene   jugo de naranjas....   Lo único peor que las parejas del domingo son las  parejas dobles de domingo. Deberían  prohibirse, estatuirse una agenda de temas  y lugares comunes para nunca  jamás volver a tratar en  público y  llamarse una vez al año para las  fiestas, celebraciones y cumpleaños.
Miro a los cielos una vez más y le guiño un ojo a una  nube que pasa, "espero Te estés diviritiendo..."
By Colton & Vegas.