"A ESTOS PIBES HAY QUE PONERLES UN FRENO, A MI ME GARPAN POR MOVER LA COLA, PERO NO ME PIDAN QUE MANEJE..." VEGAS DIXIT.
Ustedes se preguntarán ¿que hace Tommy vestido de bolsa de supermercado?
Muy bien, la historia viene mas o menos así.
Luego de un despertar fastuoso, armamos los clásicos sanguchitos playeros y nos fuimos a despedir de la arena en un día de sol que estaba pintado.
Trajimos el mate ( no te recibe bien la gente de cariló cuando te ven con el mate colgando, me he dado cuenta que es como una falta al "código de convivencia de gente bien" que pulula por la zona...) y más mochilas y bártulos de los que quisiéramos ( faltaba la garrafa de 15 kilos y una cocinita para hacerla completa) en una tarde que estuvo a pedir de boca.
Hasta allí todo bien, supuse erróneamente que el generador de surrealismo ( patente en trámite) se habría descompuesto y que podríamos volver a la realidad esperando una vuelta a casa sin mayores complicaciones. Pero no, promediando las seis de la tarde el cielo empezó a acusar nubarrones que anticipaban ciclones dentro de ciclones ( o sea, un tornado con todo el equipo de San Lorenzo gritando por la vuelta de Gorosito a las canchas, soplando a 190 kms hora).
Limpiamos la casa en un santiamén ( contando que ningún osito se hubiera escabullido entre los bolsos para terminar con su misión asesina en Buenos Aires) y nos hicimos a la ruta, mirando el sol caer por el espejo retrovisor.
Dos autos, una moto, y ningún traje de lluvia para su conductor.
Los primeros 150 kilometros fueron moviditos. De fondo pusimos algunos temas de Alfredo Casero cantando "pizza conmigo, si querés de fugazeta, si querés muzarela, la que vos quieras..." y luego se abrió la disco.
Y ahí sacamos lo mejor del dance de los noventa ( se acuerdan de Ultra Naté? free from desire, ahh tan jóvenes...) y contemporáneo, y todavía tengo un zumbido en el oido interno que temo no se me vaya más.
Cerca de dolores paramos a comer. Y el viento casi nos saca de la ruta. Tommy estaba que se quedaba en un hotel ahí mismo, pero por suerte, juntando valor y dos ponchos para lluvia con cinta scotch logramos lo que se ve en la foto. "El hombreee reciclableee". Llegamos sanos y salvos a las dos AM a Capital, dejamos a parte del grupo y nos quedamos tomando una cerveza, en la calle de Cristian hasta casi las tres, ajenos a que el mundo seguía su curso y ausentes a las responsabilidades laborales. Cuando todo gira en armonía, cuesta mirar los relojes.
By Colton & Vegas.
Muy bien, la historia viene mas o menos así.
Luego de un despertar fastuoso, armamos los clásicos sanguchitos playeros y nos fuimos a despedir de la arena en un día de sol que estaba pintado.
Trajimos el mate ( no te recibe bien la gente de cariló cuando te ven con el mate colgando, me he dado cuenta que es como una falta al "código de convivencia de gente bien" que pulula por la zona...) y más mochilas y bártulos de los que quisiéramos ( faltaba la garrafa de 15 kilos y una cocinita para hacerla completa) en una tarde que estuvo a pedir de boca.
Hasta allí todo bien, supuse erróneamente que el generador de surrealismo ( patente en trámite) se habría descompuesto y que podríamos volver a la realidad esperando una vuelta a casa sin mayores complicaciones. Pero no, promediando las seis de la tarde el cielo empezó a acusar nubarrones que anticipaban ciclones dentro de ciclones ( o sea, un tornado con todo el equipo de San Lorenzo gritando por la vuelta de Gorosito a las canchas, soplando a 190 kms hora).
Limpiamos la casa en un santiamén ( contando que ningún osito se hubiera escabullido entre los bolsos para terminar con su misión asesina en Buenos Aires) y nos hicimos a la ruta, mirando el sol caer por el espejo retrovisor.
Dos autos, una moto, y ningún traje de lluvia para su conductor.
Los primeros 150 kilometros fueron moviditos. De fondo pusimos algunos temas de Alfredo Casero cantando "pizza conmigo, si querés de fugazeta, si querés muzarela, la que vos quieras..." y luego se abrió la disco.
Y ahí sacamos lo mejor del dance de los noventa ( se acuerdan de Ultra Naté? free from desire, ahh tan jóvenes...) y contemporáneo, y todavía tengo un zumbido en el oido interno que temo no se me vaya más.
Cerca de dolores paramos a comer. Y el viento casi nos saca de la ruta. Tommy estaba que se quedaba en un hotel ahí mismo, pero por suerte, juntando valor y dos ponchos para lluvia con cinta scotch logramos lo que se ve en la foto. "El hombreee reciclableee". Llegamos sanos y salvos a las dos AM a Capital, dejamos a parte del grupo y nos quedamos tomando una cerveza, en la calle de Cristian hasta casi las tres, ajenos a que el mundo seguía su curso y ausentes a las responsabilidades laborales. Cuando todo gira en armonía, cuesta mirar los relojes.
By Colton & Vegas.
1 comentarios:
faltaron los masajes de las chichis en el asiento de atras :P
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